miércoles, 1 de julio de 2009

Capítulo 1.4: El Nuevo Refugio

Sigo corriendo. Al ir hacia el supermercado no me había fijado, pero ahora que vuelvo me doy cuenta de que la calle hace pendiente, el carro me pesa y estoy empezando a sudar. Me canso, ellos no. De camino evito un par de zombies más, me es relativamente fácil esquivarlos, aun así tengo el palo de golf a tocar por si la cosa se complica. Mi objetivo es deshacerme de los zombies hasta que pierdan mi rastro y buscar un lugar donde poder "vivir", mi antiguo refugio está demasiado cerca del supermercado y todos estos "zetas" más los que se sumasen se irían acomulando en la entrada del refugio taponándome la única salida y terminando con mi vida a mordiscos, muerto de hambre o de sed.
Mientras sigo corriendo voy pensando donde puedo ir. Llevo en esta ciudad desde que nací y no recuerdo ningún lugar, no me concentro, intento hacer un plano mental de la ciudad y pensar en algún lugar definitivo donde vivir para "siempre", pero se me hace complicado. Después de estrujar el cerebro para intentar dar con algún lugar me viene a la cabeza un sitio en concreto donde pasé varios años: muros altos, puertas de hierro, cocina, gimnasio... ¡Mi antiguo instituto! ¿Cómo no se me ocurrió antes?

Estaba de camino a casa. Mi madre seguramente aun no habría llegado de trabajar. Llegué cerca de las siete y media de la tarde, me duché y luego me calenté la cena. Ella siempre me la dejaba preparada para que cuando yo llegase sólo la tubiese que calentar. Después de cenar me puse a ver la televisión cuando de pronto alguien empezó a dar golpes en la puerta. Me levanté del sofá y fui hasta la puerta de entrada, miré por el pestillo pero la luz del rellano estaba apagada y no distinguía bien la silueta de la persona que estaba golpeándola. Harto de escuchar los golpes fui hacia la cocina, cogí un cuchillo, me lo escondí y abrí la puerta. ¿Qué chalado empieza a golpear de esta manera la puerta de una vivienda que no es la suya? Derrepente, al abrir, un hombre de unos cincuenta años se me tiró encima sin darme tiempo a sacar el cuchillo y los dos caímos al suelo. Lo tenía encima mío. El hombre estaba como poseido, me intentaba morder y yo intentaba sacármelo de encima a la vez que intentaba coger el cuchillo de mi bolsillo. Después de esquivar varios ataques suyos pude dar con el cuchillo y se lo clavé en el costado, justo en las costillas, el hombre ni se inmutó. Se lo clavé de nuevo, varias veces, más de diez, pero ese ser me seguía intentando morder. Finalmente empuñé bien el cuchillo y se lo clavé desde el mentón hasta el cogote. El "hombre" dejo de moverse. Me lo intenté sacar de encima lo antes posible. Me dio la sensación como si pesase trescientos quilos. Con esfuerzo y después del agotamiento de esta lucha cuerpo a cuerpo lo pude mover un poco y finalmente salí de debajo de esa masa a la misma vez que escuché varios chillidos en la escalera. Cerré la puerta con llave, puse el pestillo y fui rápidamente al comedor a llamar a la policía, el teléfono no hacía linea.

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